Todas direcciones.

Siempre hay alguien que daría su vida y mil más por estar a tu lado.

jueves, 30 de junio de 2011

De menos.

Echar de menos es cómo tener hambre y que se te haya acabado la comida. Echar de menos es cómo ir  calzado por la playa y que no te entre arena en los zapatos. Echar de menos es cómo viajar sin un libro encima. Echar de menos es cómo hacer la maleta sin meter nada dentro. Echar de menos es cómo escribir con los ojos cerrados. Echar de menos es cómo gritar en voz baja. Echar de menos es cómo querer volar, sin tener alas. Echar de menos es como si te quedase un hueco libre en tu puzle de 3000 piezas. Echar de menos es como beber de un vaso vacío. Echar de menos es soñar despierto constantemente. Echar de menos es horrible, pero todos echamos de menos, incluso sin saberlo.

miércoles, 29 de junio de 2011

Carta a un amor entre tantos.

¿Cómo ha ido el viaje? Hace tanto que no te veo, tanto que tengo que contarte... La verdad que cuando te fuiste no pensé volver a enamorarme, tú eras todo, tan valiente, tan sincero, y cabezota... Pero entonces saliste por esa puerta y ¡PAF! DESAPARECISTE. Y me dejaste tirada: "volveré". Bah, ¿sabes que no has vuelto verdad? No, llevas meses desaparecido. Ni un mensaje en el contestador, ninguna carta en el buzón... ¿A qué esperas? ¿A que aparezca otra persona para llenar el hueco que tú me dejaste y aparecer de golpe para joder todos mis planes? No chato, eso no lo vas a hacer. Tengo un billete rumbo hacia una mejor vida. Más feliz, sin tanto tiempo perdido. Allí lo recuperaré. Volveré a nacer, y esta vez no estarás ahí para verlo. Ojalá no vuelvas, y si vuelves no me busques, no estaré, pero pasa por casa, te has dejado un te quiero sobre mi sofá, y yo ya no lo quiero, así que ya te lo puedes ir llevando, y con suerte se lo regalas a otra. La camelas a ella, la engañas a ella, y a mi déjame en paz. 
Firmado: tu amor de primavera.

lunes, 27 de junio de 2011

¿Qué es lo mejor que te ha pasado en la vida?

Él la miró, de lejos, como hacía tiempo que la miraba, porque hacía tiempo que se le había escapado. Recordó la última vez que la besó, lentamente y con la ternura con que ella le besaba, y reprodujo la última pregunta que le hizo: "Dime amor, ¿qué es lo mejor que te ha pasado en la vida?" Esa pregunta a la que él jamás contestó... Porque le daba miedo reconocer que, en realidad, ese amor de verano le había robado el corazón... Y también sabía que ella ahora era feliz, quizás no tan feliz cómo cuando contemplaban las nubes juntos, pero quizás su felicidad actual fuese una linea continua y no discontinua cómo la que él le había pintado...
Ella también le observaba, de lejos, como desde hacía ya un mes. Ella ahora era feliz más tiempo... Pero a menos cantidad... Ella intentaba no acercarse, porque le daba vergüenza reconocer que tenía ganas de besarle... Ella ahora le odiaba con todo el cariño del mundo... Ella ya no le hechaba de menos pero si le veía llegar de esa manera que él llega, le dolía...
Él la miró.
Ella le miró.
Él se quedó embobado.
Ella le sonrió.
Él cerró los ojos, los abrió, y se acercó a ella.
-¿Quieres que te diga qué es lo mejor que me ha pasado en la vida?
Ella le miró, desconcertada, con una sonrisa ya sin ganas...
-Dime qué es lo mejor que te ha pasado en la vida.
-Tú, amor, tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

sábado, 25 de junio de 2011

Verano puro, verano duro, verano al sol.

En verano todo cambia. El tiempo está de mejor humor, y nos lo contagia. El sol pierde sus complejos, y nosotros los nuestros. La luna sale más tarde, y nosotros salimos más de casa. El agua del mar parece que se calienta, los árboles están mas bellos que nunca. Hay ganas de salir y gritar, después de tantos meses esperando a que llegue ese momento de libertad, ese tiempo en el que, por arte de magia, nada ni nadie es igual, y todo el mundo sonríe más. Porque hay más tiempo para vivir, para soñar, más tiempo para descansar, más tiempo a todo, e incluso más tiempo para no hacer nada.

Un mensaje en el contestador.

Hola cielo. Ahora mismo he salido del trabajo, y no te imaginas lo que me he encontrado, ¿recuerdas ése lugar en el que nos vimos por primera vez, ese del que no nos acordábamos? Pues estoy delante de él. La vieja confitería. ¿Cómo no nos habríamos acordado? Puede que sea lo grande que es la ciudad, no lo sé. Me está dando bastante pena, está cerrada, y parece ser que desde hace bastante tiempo, porque dentro sólo se ven polvo y telarañas… Pero, ¿sabes lo mejor de todo? Que ahí al lado de la puerta está escrito mi nombre, con un corazón al lado, y no recuerdo haberlo puesto yo, tonta, que eres tonta. Y no sé si lo sabes, pero en la cuarta baldosa empezando a contar desde la señal de stop, yo también escribí algo, un número, ¿recuerdas cuál era? Yo recuerdo que la primera vez que te vi fue hace quince años, y me enamoré de ti. Que fuiste uno de mis muchos amores adolescentes, y que entonces, seis años después, un día cualquiera, en un parque cualquiera, a ti se te cayeron unos libros al suelo, y yo me agaché a ayudarte a recogerlos, y cuando levanté la cabeza y te miré, me di cuenta de que me cambiarías la vida, cómo me la cambiaste delante de aquella confitería. Y entonces todo cobró sentido, y me llenaste de vida, y me di cuenta, amor mío, de que por muy mal que lo hubiéramos pasado siendo críos, yo sólo me acordaba de lo bueno. De todo lo bueno. Que estoy enamorado de ti, y que te quiero.

miércoles, 22 de junio de 2011

Mierda de mundo, mierda de amistad, mierda de amor;

Levantarse por la mañana y ver esa fecha en el maldito calendario. Que ya no estamos en febrero, y maldita sea. Querer entrar a la habitación de al lado, pero hay alguien llorando. Salir con la mirada perdida, saludar a tus amigas y seguir. Llegar a clase y verle a él allí, enamorado de todo menos de ti. Tener que soportar las burlas de todos esos gilipollas, un montón de cuentos y niñerías. DECEPCIONES A PATADAS. Te duele, ¿y qué vas a hacerle? Pues nada. Llegar a casa y aguantar toda aquella presión, que mañana tienes qué, debes de… Que a mi me matas poco a poco, que no estoy preparada para tanto. No me atrevo ni a mirarte, ya no puedo, yo no puedo… Desconectar de ésta puta mierda que me come, me maltrata, y digo yo que tampoco fui tan mala. Lo di todo, pero nunca esperé nada y supongo que ese es mi problema. Demasiado buena, demasiado rara, demasiado sincera… Demasiada mierda. Demasiado gilipollas suelto, demasiadas ilusiones rotas. Demasiado amor para tan poco espacio, ganas de vivir que buscan el cielo, rebotan y siempre acaban abajo. Caníbales hambrientos, sucios recuerdos que te arañan en la espalda y no te dejan respirar. Ametrallador amor a fuego lento, mala amistad y mal aliento. QUÉ DESAGRADABLE QUE SE HA VUELTO EL MUNDO. Lleno de corazones rotos, amores piloto, que a mi tú me haces daño aunque no quieras. AMISTADES LLENAS DE FALLOS. Amigos que igual no lo son tanto. Creías que era, pero jamás ha sido, y no lo va a ser. Que el chico ese al que amas no existe, que la quiere a ella tres mil veces más de lo que te quiso nunca. Que por las calles sólo hay recuerdos rotos. Que ahora en casa hay algo mal, y que te pones a llorar, que ya no hay tiempo ni a estudiar, que las cosas van tan mal que te gustaría reventar. Que me podías ayudar pero que va, tú ya hace tiempo que no estás. Porque lo hago todo mal. Demasiado blanda. Me está empezando a faltar esa puta pizca de esperanza entre tanta mierda acumulada. Que me quiero morir, que me voy a marchar, que a mi tú no me gritas, un día voy a estallar y te enteras. Que a mi eso de que tú me quieres me viene importando poco, más bien porque no me lo creo. Porque si eres gilipollas y todo lo haces mal, porque he sido yo la idiota, te he perdido y ¿qué más da? Que todo eso del amor ha sido un fallo. Que aquí lloro y amo yo por los dos. Y no hablemos de amistad, que ni punto. Ni puta gracia ni nada, que me matas y te mato con una sola mirada. Que me he vuelto más arisca, no quiero salir ni nada, que estoy insoportable y rara, no te jode, métete en mi piel, entre tanta mierda y autodestrucción, QUE YO NO HE PEDIDO ESTO OSTIA. Que quiero salir de aquí, irme lejos ya, aislarme en un recoveco, perdida en ninguna parte, volver a enamorarme, hacer nuevas amistades… Que yo no puedo, que soy débil, no fuerte, ni valiente, que ya no me aguantan los huesos, que lo único que me consuela es la melodía de algún cantautor moribundo. Que no sé cómo seguir. QUE TE PARES, QUE YO ME BAJO.

Helado de limón.

-Lo cierto es que a veces se me olvida.
-Que burro eres, ¿qué queréis para cenar?
+Abuela, déjale que nos lo cuente, por favor.
-Bueno, vale, pero rápido, que luego acabo de preparar la comida y se os enfría.
+Que no, que nos lo vais a contar los dos.
-¿Los dos?
+Sí, que las cosas que nos contáis, siempre son diferentes.
-Bueno, hace ya unos cuarenta años, tu abuela vivía en Rivero, una señorita de mamá muy bien vestida, muy bien peinada, muy bien puesta.
-Vaya por dios, ya estamos criticando.
-Yo no te estoy criticando, bien mona que ibas… Bueno, el caso es que ni por asomo la hubieran dejado salir conmigo, yo era más de calle, más… Menos bueno que el “pretendiente” ese con cara de…
-¡Eh! Cuidado con lo que dices.
-Bueno, haberte ido con él en vez de casarte conmigo.
-Perdona, pero si estoy aquí a tu lado, será por algo.
-Bueno, no nos desviemos. El caso es que ese, llamémoslo “individuo”, se había ganado el corazón de vuestros bisabuelos, claro, cuando llegué yo a la villa, tu abuela y sus quince años bien puestos, estaban saliendo con ese energú…
-¡EH!
-Individuo. Llevaban un año, y si, hace cuarenta años a esa edad, estabas más que comprometida.
-Bueno, el caso es que nos íbamos a casar en cuanto yo cumpliese los dieciséis, ni por asomo lo hagáis ahora, primero los estudios.
-Déjalos en paz mujer, estamos a lo que estamos ¿o no? Bueno, recuerdo que fue en primavera, a finales. Tu abuela llevaba puesto un pantalón corto y alto, con un cinturón marrón y una camiseta ajustada de color carmín. Llevaba una carpeta en la mano y se iba comiendo un helado. Yo iba con mi bicicleta por esa calle justo cuando salió de su portal, y… ¡hay dios me libre!
-Cerdo.
-Los niños, mujer, los niños.
-Los niños tienen dieciséis años.
+Venga, ¿qué pasó?
-Bueno, yo no ví a vuestro abuelo en un principio…
-Si lo hiciste, y al hacerlo te di miedo, y fuiste por la otra calle.
-Hombre, si te hubieras cortado un poco: “guapa, ¿dónde vas tú sola a estas horas, te acompaño?”.
-Exagerada…
-¡Y CON ESAS PINTAS! Válgame el cielo.
-Uis, perdona ricachona. El calo es que me puse a perseguirla, y empecé a dar vueltas con la bicicleta a su alrededor: “¿de qué es el helado muñeca?”
-”De limón, idiota”
-Si, era de limón… Bueno, el caso es que le dije que me encantaba el limón, así que le quité el helado, y en un descuido me desequilibré y me caí encima de ella, con el helado y la bicicleta.
-Y todos mis apuntes volando por Rivero…
- En ese momento me asusté un poco, y lo primero que hice fue ayudarla a levantarse e intentar limpiarle la mancha de helado de su camiseta, y vuestra abuela que es tan mala interpretando, me solmenó un bofetón.
-No vamos, me metiste mano.
-NO TE METÍ MANO, llevo más de cuarenta años diciéndote que NO TE METÍ MANO.
-Me enervas.
-Y tú a mi. Bueno, el caso es que ella cogió su carpeta, los apuntes de por el suelo, me miró con cara de asesina en serie, y se fue al grito de: “haber cómo les explico yo ahora a mis padres por qué me manché la camiseta de Lacoste”. Qué pija era…
-¿Perdona?
-Nada, nada…
-Tres días después de eso, había en mi portal un paquete, y dentro una camiseta exactamente igual que la que me había estropeado.
-UNA SEMANA AHORRANDO Y TRABAJANDO CÓMO UN ENANO, por una chica a la que había visto una sola vez, para que luego diga que no la quiero.
-Bueno, bueno…
-Me costó un ojo de la cara, y recuerda que mi nivel social era mucho más bajo que el tuyo… ¿Cómo competir contra un “individuo” que podría comprarle la tienda entera? Muy fácil, destruyéndole.
-No digas burradas, no te enteraste de que existía ese “individuo” hasta nuestra primera cita, y ya habíamos coincidido más de una vez.
-Bueno, el caso es que vuestra abuela, en un acto de desesperación, salía de su portal todos los martes a la misma hora en la que nos habíamos encontrado, pero no estaba enamorada de mi eh…
-¿Y tú qué?
-Yo era un alma libre e incomprendida.
-Tú lo que eras era un cara dura.
-Bueno, el caso es que la acompañaba hasta su clase particular todos los martes, no solíamos hablar mucho durante el trayecto, nos limitábamos a ir uno a cada lado de la calle y mirarnos de vez en cuando, hasta que un día aparecí sin bicicleta y con un helado de limón para ella.
-Y con todo su valor se acercó a mi y me dijo: ¿quieres salir conmigo?
-Fue entonces cuando me contó lo del mamo…
-¡EH!
-”Individuo”.
-Eso… Pero el abuelo en aquellos tiempos tenía tanto pelo y era tan guapo, que a mi no se me ocurrió otra cosa que salir con él a escondidas. Empecé a dejar de ver a mi comprometido, a no ir a clase particular para poder estar con él. Hasta que un día llamaron a casa de vuestros bisabuelos, me habían pillado.
-Y la castigaron tantísimo tiempo que casi me muero.
-No seas tonto, que tan sólo estuve una semana encerrada, hasta que les conté todo lo que había pasado, y tú que pensabas que jamás te aceptarían, ¿y sabéis que pasó? Mi madre se levantó con una alegría enorme y se acercó a mi y dijo: menos mal, a mi ese otro novio con el que te quería ajuntar tu padre, no me caía nada bien.
+¿Y qué pasó?
-Pues que vuestro bisabuelo se ofendió, y discutieron mucho durantes semanas, hasta que vuestra abuela llegó a casa con un anillo en la mano y dijo: en dos meses, me caso.
-Y nos casamos, y aquí estamos, cuarenta años después.
-Sí, por cierto, ¿qué decías que ibas a hacer de cena?

jueves, 16 de junio de 2011

Dame guerra.

Entrar en clase y sentarme, para ver que tu llegas y ocupas el sitio de al lado. Que escribas en mis apuntes: “boba”, “tonta”, “fea”. Que hagas un dibujo en mi agenda. Hablarnos de un lado al otro de la clase, porque ya no nos dejan estar juntos. Que te levantes el primero cuando toca el timbre, para acercarte a mi, darme un beso en la frente, y desaparecer. Que me quites mi pulsera un día cualquiera, y te la lleves puesta a todos lados. Que cuando nos enfademos aparezcas con ella en tu muñeca izquierda, con la manga subida para que se vea. Que me apuntes tu número de teléfono en la mano, y me digas que te llame por la tarde. Volver juntos de una excursión viendo una película mala del oeste, y sacar conclusiones alocadas. Que me cojas de la mano cuando se apaguen las luces, y la gente empiece a aplaudir. Que me mandes mensajes porque te has acordado de mi súbitamente, y te gastes el saldo de la semana en contarme tonterías. Discutir sobre quién quiere más a quien, o que yo te diga que te quiero y tú no respondas. Que le digas a todo el mundo que la quieres más a ella, y luego a mi que eso es mentira. Que te inventes un apodo de tres siglas. Hacerme escuchar una canción que lleva mi nombre, pero que no es por mi, ni por nadie. Que me beses por primera vez en un pasillo: “no podemos”. Que al día siguiente me comas a besos. Que me cuentes alguna tontería, o me digas que nunca habías sentido nada cómo esto. Que tararees una canción de la cual tan sólo sabes el estribillo. Que me llames por la ventana, para que me asome y así hablar un rato… Que me digas que tengo unos ojos bonitos, y me acompañes a casa tras llegar de una excursión. Que me esperes al lado de la confitería, jugando con una pelota. Que no te dejen ni acercarte a mi, pero te sientes a mi lado: "me da igual lo que me digan". Que repitas una y otra vez: "no te vayas, quédate conmigo". Que busquemos juntos corazones entre los árboles, y me beses la mejilla cuando se hace el oscuro, porque el protagonista le ha dicho a la princesa que la quiere. Que me hagas llegar tarde porque nos entretuvimos demasiado... Tu Red-Bul sin terminar, mi piruleta de cereza rota contra el suelo. Recuerdos.

miércoles, 15 de junio de 2011

Insoportable.

Tonto, estúpido, bobo, idiota y tan sumamente gilipollas que no te aguanto. Haber, hablemos claro y alto. Eres insoportablemente insoportable. Hay veces en las que me gustaría matarte. Tengo un plan de asesinato guardado en el bolsillo izquierdo de mis pantalones vaqueros viejos desde el primer día en el que me fallaste. Y me faltaste. Porque me has faltado cuando más te he necesitado. Y esque has metido la pata hasta el fondo, nadie me había hecho tanto daño. Y así te pudras, imbécil. Que era de limón y avellanas, no de vainilla y chocolate. Si me conocieras bien sabrías que odio el chocolate en helado, y el chocolate caliente. Que no soporto a los mentirosos. Vaya, que pena, tú eres un mentiroso. Sí, me has mentido. Y me da absolutamente igual lo que les hayas dicho a ellos, porque nunca encajaba con lo que me decías a mi: "no, te prometo que yo jamás dije eso, esque siempre sacan de mi lo peor". Haber, pedazo de inútil, jamás vi de ti lo malo, pero esque me empujas a ello. Y no digo que mientas, pero si son ellos los que mienten, joder, menudo mundo de falsos, ¿no te parece? Que sí, que sí, qué increíble eres, increíblemente absurdo es lo tuyo. Que estoy de ti hasta el emisferio norte. Eso, ahora escóndete, ponme cara de que no quieres volver a verme. Cobardía a bloque. Pero, ¿sabes lo que más me jode? No, no es que seas todas esas cosas feas que he dicho. Es otra cosa, es que para mi eres todo lo contrario, y duele saber que no eres lo que más me conviene. Duele saber que, aunque hagamos un esfuerzo, lo hecho, está hecho.

miércoles, 8 de junio de 2011

Sueños.

Nada mejor que ellos. Estan ahí cuando duermes e incluso cuando te despiertas. A veces no los recuerdas pero siempre estan con nosotros. La mayoría los vivimos y luego los olvidamos. A veces son insignificantes, otras veces nos cambian la vida. Otros nos dan respuestas a preguntas que no sabemos contestar. Otros simplemente estan ahí para soñar. Otros nos hacen despertar llorando, nos asustan y no nos dejan dormir. Otros nos tiran de la cama, otros nos duermen en medio de clase, otros nos distraen y nos hacen suspender. Otros nos relajan. Otros hacen que echemos de menos algo que no tenemos. Otros nos recuerdan cosas que olvidamos y otros nos dicen cosas que nunca olvidaremos. Otros te dicen que puede pasar mañana, otros son solo lo que queremos que pase. Otros se repiten sin parar. Algunos tienen significados, otros son raros y no los comprendemos. A veces nos llevan a lugares que no conocemos pero que nos resultan muy familiares. Pero pase lo que pase nunca hay que dejar de soñar, porque soñar es un camino en linea recta sin vallas ni descansos,un camino que esquiva los obstáculos. En ellos estamos seguros, porque sabemos que si sale algo mal siempre podemos volver a empezar, son como un escenario dias antes de una representación. Son nuestro pequeño paraíso, nuestro billete a lo increíble y nuestra oportunidad para no perder la esperanza. Son nuestros, y de nadie más.

Dicen que cuando dudas entre si quieres a alguien o no...

Lo has dejado de querer para siempre. La verdad es que no sé si estar de acuerdo o no. Puede que lo dudes porque has conocido a alguien nuevo, alguien que te llena casi tanto como él. Pero claro, ahí ya hay un "casi". También puede ser que te hayas cansado de la rutina de siempre, que casi ya no aguantas. Pero claro, ahí ya hay otro "casi". También puede ser que, yo que sé que más puede ser. Lo que yo sé esque yo jamás lo he dudado. No lo he dudado por dentro. Por fuera si lo he hecho. He dicho cientos y miles de veces que no le quiero. Sentimientos a parte, te grité a la cara: FUERA DE MI VIDA. Sacando toda la furia que tenía dentro. Quedándome sólo con las cosas buenas de ti. Entonces sí dudé, dudé si había hecho bien estando contigo. Amándote tanto, tanto como te amé. Amándote quizás más de lo que merecías, o eso me decían los demás. Creéme que nadie jamás te amará como yo te amo. No pretendo que me creas, aunque no te mienta, como decía la canción. Escribí aquel último mensaje sin valor, con las manos temblorosas, y llorando. Puede que al leerlo sonase a odio y a firmeza, pero no, detrás de aquel valiente, se escondía un cobarde que sin querer, te quiere más de lo que debería.

Él

Y sube la cabeza, con un gesto inexpresivo. Hace un movimiento con el cuello para apartarse el flequillo. Se queda ensimismado mientras mira a ninguna parte. Luego te sonríe y depende de quien seas, te abraza fuerte. Camina con las manos en los bolsillos si va sólo. Normalmente en la derecha lleva el móvil. Fuerza el paso y lo exagera, y creo que de tanto hacerlo ya camina así por inercia. Casi siempre que le veo tiene prisa, y si no la tiene y no va riéndose mientras camina, es que algo pasa. Dice mucho y cumple poco, pero cuando quiere es un cielo. Va de valiente, pero tiene bastante de cobarde. Habla alto y con todo el mundo. Le gusta hacerse notar, ser superior a los demás, pero es una gran amistad cuando no se le cruzan los cables. Se enfada y quiere tenerlo todo. Y casi siempre lo acaba perdiendo. Pero cuando él pierde algo, otra persona también lo ha hecho. No es que sea el chico perfecto, pero es lo mejor que me ha pasado, y aunque ahora no estemos juntos, yo le sigo amando más de lo que nadie le podrá llegar a amar.

Dónde las cosas son más puras, y están más vivas.

Dónde los sueños no se apagan ni de día. Dónde las cosas que se dicen suenan bien. Dónde el amor no está mal visto, y nunca muere. Dónde los besos no se piden, se dan. Dónde la luna nunca deje de estar llena, de un montón de cosas buenas, y se vacíe para llenarse de alegrías. Dónde se disfruta del presente, tan plenamente, que luego se te olvida. Dónde mirar al pasado no es objeto de tristeza, sino de alegría por vivir aquellos momentos bonitos y haber pasado aquellos tan horribles. Quiero ir allí, pero quiero ir contigo, para poderlo compartir.

Fue, por encima de cualquier pero.

Es increíble todo lo que puede llegar a cambiar con un golpe de tiempo. A cada segundo estamos más lejos de algo que, de alguna forma, fue un momento bonito en nuestras vidas. Entonces, el presente automáticamente se convierte en pasado. Y lo mismo le pasa al futuro. Nos va dejando momentos difusos, cosas que no recordamos con claridad. Nuestra memoria es uno de los más terribles enemigos que nos podemos encontrar, pero a la vez, es una gran suerte tenerla. Parece que tan sólo tiende a recordar momentos felices, pero eso nos lleva a sacar del cajón aquellos que han sido restringidos bajo llave. Entonces, de alguna forma, vuelves a añorar a personas que ya no están a tu lado. O sí lo están, pero de una forma diferente. La memoria puede incluso desatar sentimientos reprimidos, omitidos u olvidados, para que nos vuelvan a invadir a sus anchas. Dejándonos sin respiración, haciendo que no podamos evadirlos. Es tan fácil como levantarse y mirar el calendario. Entonces acaricias con el dedo el día que toca, lo miras varias veces, echas cuentas, vuelves a comprobar que en ese trozo de papel es ese número el que está escrito. Revisas los días anteriores, todos aquellos con una pequeña cruz trazada encima. Y a la mierda tus esquemas. Ayer pensaste que ni te acordarías, pero sí lo has hecho. Es más, si ayer lo pensaste es porque ya habías abierto el cajón. Pero...¿qué quieren que hagas? De todas formas eres tú mismo el que guarda la llave. Y entonces lloras. Lloras por un momento que fue tan bonito que también te hizo llorar cuando llegaste a casa un año antes. Lloras por una persona que te hizo feliz. Tan feliz que aún sonríes, aún sabiendo que ya nunca volverá.

Esas cosas que me gustan hoy de ti.

"Tírate a sus brazos y grítale que le amas". No lo haré, ¿pensáis que soy tonta? Aparte de que si me tirase a sus brazos podría caerme, si le gritase eso le dejaría sordo. ¿Qué no tengo el valor suficiente? Dejé de ser cobarde al conocerle, ¿exigente yo? Dejé de serlo al besarle. ¿Enamorada yo? Empecé a estarlo desde el primer momento en el que él se sentó a mi lado. Un día normal. Así empezó todo, pura casualidad. ¡Qué vueltas da la vida!, ¿sabíais que él me caía mal, que me parecía un pesado? Y aquí estoy. Me ha dado tiempo hasta a perderle. No, no estamos juntos, ¿sois masocas, verdad? No estamos juntos porque nunca funciona. No, no es por mi culpa. ¡NO! No es por la suya... ¿Que de quién es entonces? De nadie. Bueno, de los dos. El por qué no me lo preguntéis, puede que sean las circunstancias en las que siempre nos encontramos. Puede que sea por culpa de lo diferentes que somos. Puede que sea porque él es tonto. Puede que la tonta sea yo. Pueden ser tantas cosas. ¿Que qué me gustaría volver a hacer? Besarle. Besarle durante toda una tarde y seguir besándole hasta que amanezca. Besarle lento, besarle suave. Besarle siempre, y volver a parar el tiempo.

Damas y caballeros; bienvenidos al circo de los horrores.

Entre las callejuelas de mi pequeña villa, se oye hablar de un lugar mágico, especial... O quizá no tanto. Hablan de un circo que se alimenta de tristeza, de miedo, de rabia. Un circo en el que los payasos no son más que simples marionetas sin alma, que se han vendido al diablo por miedo a seguir viviendo. Hablan de personas con el corazón roto que ahora danzan inertes entre espectáculo y espectáculo. Hablan de seres desconocidos que se hacen grandes gracias a nuestras angustias. Dicen, que una vez que entras y se te han llenado los sentidos con sus voces, empiezas a cambiar. Y no te quieres ir, prefieres quedarte allí, porque allí nada te da miedo, sino que eres tú el que lo da, y entonces, sin quererlo, se apaga la luz, se levanta el telón y, inconscientes, somos partícipes de la nueva función de este circo que se ríe a nuestra costa, porque tenemos miedo de reírnos de nosotros mismos.

No es lo mismo estar ahí abajo contigo, que ahí arriba sola.

Tengo la misma sensación que la última vez que entré. Lo único que cambia es que ya no soy espectadora, sino que entretengo al espectador. Siento que me he suspendido en el aire a cientos de metros del suelo, pero ésta vez no hay nadie agarrándome la mano y dándome besos en la mejilla por si algo no sale bien. Ahora estoy sola en medio de escena. Pues no. Me equivoco. Tras esas telas negras que penden del techo, el compañerismo, la amistad, el esfuerzo y la dedicación te hacen grandes. Si voy a salir ahí a hacerlo lo mejor que pueda es por mis compañeros, mi gran apoyo, porque somos un grupo y si falla uno, fallamos todos.

Lo limitada e inútil que me siento cuando no eres feliz.

Ni te imaginas lo que es tener que llegar al extremo de evadir mis sentimientos hacia ti. Cargarme del valor suficiente para que, cuando me abrazas tontamente, yo no te grite a pleno pulmón que estoy enamorada de ti a más no poder. Ni te imaginas lo que es tenerte delante, y no poder explicarte, ni a ti ni a nadie, esa extraña sensación que se apodera de cada uno de mis movimientos cuando estás dentro de mi campo de visión... Ese irritante cosquilleo en el estómago, que baila por mi esófago y se ciñe a mi garganta para bloquear el paso de las órdenes nerviosas que manda mi cerebro a las cuerdas vocales, haciéndome decir lo justo que he de decirte, e incluso a veces dejándome como una tonta. Ni te imaginas lo que es escuchar cómo me hablas de otras, creer que, por muchos momentos maravillosos que hayamos vivido juntos, tú estás fuera de todo alcance posible. Ni te imaginas lo atada que me tienes sin quererlo, lo limitada e inútil que me siento cuando no eres feliz. Ni te imaginas lo que para mi supone una sonrisa tuya, estoy enamorada de ti cómo lo está el sol de la luna. Me gustaría mirarte a los ojos para decirte que todo aquello que te grité aquella noche, no lo sentía... Decirte a 2 centímetros de tus labios que no te odio, que eres lo mejor que me ha pasado nunca, incluso contando los disgustos que me has dado, porque si nadie me hizo tanto daño al irse, o al echarle yo, es porque nunca nadie me había marcado tanto. Porque aparte de tonto, eres la persona a la que amo, ni mucho, ni poco, sino cómo yo sé.

NO CUENTES CONMIGO

JUNTOS. Los dos, tú y yo... Podíamos haber llegado al fin del mundo con un poquito de empeño, haciendo un esfuerzo. Pero nada. TE QUIERO ¿y que más? Te preparo un té si te apetece. Joder amor, maldita sea, ¿qué coño pasa? Mírame a la cara, mírate a ti mismo. Siempre me he preguntado si alguna vez me has querido de veras. YO SÍ LO HE HECHO CIELO. Y lo seguiré haciendo, por muy gilipollas que seas... Porque tienes tus detalles, y al final, te amo de todas las maneras.

Es tu cara de niño, y esa risa nerviosa.

Entonces sonríes, y mi mundo se pone boca abajo, dejándome con la respiración entrecortada, y me haces reír cómo tan sólo tú sabes… Y me abrazas con cariño, y me da tiempo a poner del derecho todo aquello que descolocaste, mientras disfruto de lo suave que es tu piel… Y con un poco de suerte me besas la mejilla, y entonces le das un vuelco a mi pequeño universo, descolocándolo todo de nuevo… Y si tras todo esto me miras, con tus grandes ojos negros, y me preguntas cómo estoy, para mi pasarán siglos hasta contestarte, y si lo hago diré poca cosa, puesto que no me saldrá la voz… Y entonces te irás, forzando el paso cómo siempre, andando rápido, pero para mí pasará lento, y me dejarás con la miel en los labios, y una sonrisa traviesa… Con ganas de volver a pasar otro pequeño rato a tu lado.

Cuando aprendas a amar, me llamas.

Jugando al mismo juego de siempre. Tiras los dados y la partida continúa. Las gotas de sudor compiten intentando llegar las primeras a tus labios. Escondes tres fichas en la manga. La primera es un engaño. La segunda una mentira. La tercera una trampa. Piensas firme, pisas fuerte, no te pillarán. Pero yo ya lo he hecho. Ya jugué contigo a esto antes, ya me sé todos tus trucos, tus maldades. La vida está loca, la tuya se desboca. Pones los pies sobre la mesa, y yo me cruzo de brazos. Te tiro los dados a la cara y te exijo explicaciones. Tú te encoges de hombros, no sabes de qué hablo. Sonrío con malicia. Yo si las tengo, pero no las mías, sino las tuyas. Te explico que lo que te pasa es que nunca has amado, y que como nunca lo has hecho, no sabes lo que es. Te explico que dices "te amo" a la primera de cambio, y a dos personas a la vez. Las fichas se mueven en el tablero bajo la yema de tus dedos. Tú piensas que las controlas. Yo pienso que eres idiota. Si vamos a jugar a esto del amor haciendo trampas, yo tambié las haré. Ojo por ojo, diente por diente. Pondré las reglas que yo quiera. Juguemos:
-Está totalmente prohibido decir "te amo".
-Está totalmente prohibido mentir.
-Está totalmente prohibido besar si ya no quieres.
-Está totalmente prohibido hacerse daño.
-Está totalmente prohibido prometer sin cumplir.
-Está totalmente prohibido discutir por tonterías.
-Está totalmente prohibido guardar secretos.
-Está totalmente prohibido enamorarse.
Vaya, la contradicción de las contradicciones. Está totalmente prohibido enamorarse. ¿Sabes por qué? Porque si te enamorases, no harías lo que haces. No habría trampas. Te daría igual. Conmigo sería suficiente. Pero no lo es, y cuando lo sea, te joderán vivo.

Mañana te olvido. Pero mañana, hoy no.

“Te quiero”. Grandiosa frase. Grandiosa, si la dices de verdad. No siempre las cosas son tan fáciles como parecen. No siempre es cómo lo pintan… El cielo no siempre es azul, el mar no es siempre transparente. Las personas no siempre mienten, pero tampoco les hagas mucho caso. Yo te quiero, te quise y te querré, tú ya lo sabes. Y aunque lo pienses y digas que tampoco es tan complicado, yo te repetiré miles de veces que tampoco es que sea tan fácil. Cada vez que me dices esas dos palabras, que más bien son poquitas veces, a mi se me va el alma a los pies, y se queda ahí en el suelo, susurrando que ella siempre te querrá. Te gritaría a los cuatro vientos que eres lo más grande que tengo. No puedo decírtelo o mi pequeño mundo se irá disolviendo con la lluvia que caerá, si me pongo de nuevo a llorar. Mírame. Mírate. No sé que piensas. No sé que sientes. Mírame. Mírate. MÍRANOS. ¿Qué? Nada. Nada de nada. Bueno, nada de poco, a ratos… No sé. Te amo. Lo dejo caer. Mañana tal vez. Eres tan complicado, siempre el mismo juego, jugando con el mismo dado. Pero yo, no sé si débil, fuerte o yo que sé, caeré como una niña tonta. Me estoy ilusionando, y no sé de qué. Hemos perdido tanto… Tantas cosas tiradas por el suelo… Tantos recuerdos que se borran, porque ya ha pasado tanto tiempo… Tanto amor malgastado… Tantos “te quiero” reprimidos… Tantas ganas de volver contigo; que no me caben aquí dentro. Y el día que te diga que te amo, lo siento, pero es que a veces no es tan fácil… Yo tengo prohibido suicidarme en primavera.

Quiero que me lleves hacia ese punto de felicidad infinita.

Que me enseñes que en un mundo cómo éste, lo que sobran son decepciones. Que me agarres de la mano cuando no creas que hago bien, pero sin detenerme. Que me enseñes que no habrá mayor error, que arrepentirse de algo. Que me digas que no se aprende de los fallos de los demás, sino de los de uno mismo, y aveces ni eso. Que me abraces fuerte cuando me caiga al suelo, y que me pegues bofetones cuando diga: "no puedo seguir". Quiero que me des ese valor, esa fuerza, con la que cualquiera podría llegar a comerse el mundo. Quiero que estés a mi lado, en mi camino, y que, cuando se ponga a llover, me mires y digas: "no tengo paraguas, pero te tengo a ti".

Hoy me he dado cuenta de que de poco sirve, si no lo sabes.

Hoy me he vuelto a ilusionar contigo, por las cosas que me dices, que pasamos. Hoy me han vuelto a entrar ganas de gritar, decirte que te amo, al oído, bajito, para luego acariciarte la mejilla con la yema de los dedos. Hoy me habría apetecido pasarme la mañana contigo, hasta la mañana del día después. Hoy me habría gustado discutir otra vez sobre quién quiere más a quien, para acabar diciéndote que he ganado yo y que no te escucho, y que respondas: “sabes que yo más tonta”. Y me habría encantado poder apoyarme sobre una pared, para que me pintases el universo en los labios, sentir la brisa entre mi pelo y que tú lo descoloques con las manos. Hoy me habría encantado hablarte durante horas, sin parar, sintiendo esa confianza y esa fuerza que me das, perdiendo la vergüenza y volver a ver, que aunque te cuente tal tontería como que se me acabó la tinta del bolígrafo en clase, tú me escuchas sin reparos, disfrutando de la conversación que mantengo conmigo misma, hablando rápido. Hoy también me habría encantado escucharte a ti durante horas, tu voz rota formando frases sin sentido, que la mitad de las veces no entiendo, y cerrar los ojos apoyada en tu hombro, para darle un festín a mis sentidos y que el cielo se pose en mis pestañas. Pero también me habría encantado, pasarme la tarde en silencio, porque a veces sobran las palabras. Hoy me habría encantado compartir un Red-Bull contigo, que aunque no me guste, sé que es tu refresco favorito, y me habría pasado el día, y la vida entera, volviendo a besar esos labios que me hicieron sentir de esa manera. Me habría perdido en la profundidad de tus pupilas, para buscar lo que hay en ellas que me hace tan feliz, y te habría hecho cosquillas como una niña tonta, para que sonrieras y me las hicieras a mi. Hoy me habría gustado decirte que nunca he dejado de quererte, ni cuando te eché de mi vida, ni cuando te escribí aquella nota. Hoy me habría gustado pensar que no hay nadie más por aquí, que para ti sólo soy yo, y poco puedo hacer. Me he dado cuenta de que tú has llenado absurdamente cada parte de mi vida, y de que yo no soy ni una décima parte de lo que constituye la tuya. Hoy me he dado cuenta de que te he perdido, a ti y a mis recuerdos, que con el paso del tiempo son más y más efímeros. Y supongo que lo que más me duele, es no poder decírtelo. No hay cosa peor que un sentimiento reprimido.