En verano todo cambia. El tiempo está de mejor humor, y nos lo contagia. El sol pierde sus complejos, y nosotros los nuestros. La luna sale más tarde, y nosotros salimos más de casa. El agua del mar parece que se calienta, los árboles están mas bellos que nunca. Hay ganas de salir y gritar, después de tantos meses esperando a que llegue ese momento de libertad, ese tiempo en el que, por arte de magia, nada ni nadie es igual, y todo el mundo sonríe más. Porque hay más tiempo para vivir, para soñar, más tiempo para descansar, más tiempo a todo, e incluso más tiempo para no hacer nada.
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