Todas direcciones.

Siempre hay alguien que daría su vida y mil más por estar a tu lado.

miércoles, 8 de junio de 2011

Fue, por encima de cualquier pero.

Es increíble todo lo que puede llegar a cambiar con un golpe de tiempo. A cada segundo estamos más lejos de algo que, de alguna forma, fue un momento bonito en nuestras vidas. Entonces, el presente automáticamente se convierte en pasado. Y lo mismo le pasa al futuro. Nos va dejando momentos difusos, cosas que no recordamos con claridad. Nuestra memoria es uno de los más terribles enemigos que nos podemos encontrar, pero a la vez, es una gran suerte tenerla. Parece que tan sólo tiende a recordar momentos felices, pero eso nos lleva a sacar del cajón aquellos que han sido restringidos bajo llave. Entonces, de alguna forma, vuelves a añorar a personas que ya no están a tu lado. O sí lo están, pero de una forma diferente. La memoria puede incluso desatar sentimientos reprimidos, omitidos u olvidados, para que nos vuelvan a invadir a sus anchas. Dejándonos sin respiración, haciendo que no podamos evadirlos. Es tan fácil como levantarse y mirar el calendario. Entonces acaricias con el dedo el día que toca, lo miras varias veces, echas cuentas, vuelves a comprobar que en ese trozo de papel es ese número el que está escrito. Revisas los días anteriores, todos aquellos con una pequeña cruz trazada encima. Y a la mierda tus esquemas. Ayer pensaste que ni te acordarías, pero sí lo has hecho. Es más, si ayer lo pensaste es porque ya habías abierto el cajón. Pero...¿qué quieren que hagas? De todas formas eres tú mismo el que guarda la llave. Y entonces lloras. Lloras por un momento que fue tan bonito que también te hizo llorar cuando llegaste a casa un año antes. Lloras por una persona que te hizo feliz. Tan feliz que aún sonríes, aún sabiendo que ya nunca volverá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario